A principios de la Edad Media, Europa entra en flor. Las agujas de las catedrales se elevan al cielo, los comerciantes establecen intercambios bancarios y comerciales, florecen el arte y la literatura. Entonces, la peste, el hambre y la guerra extendieron la miseria y el sufrimiento por toda Europa, sacudiendo los cimientos mismos del Occidente cristiano y diezmando a un tercio de su población. Pero Europa encuentra identidad e inspiración comunes dentro de su sufrimiento compartido. El Renacimiento provoca un redescubrimiento del arte y la ciencia antiguos, allanando el camino a la modernidad.