Toda mujer necesita esperanza, pero qué pasa cuando tú esperanza está anclado a una relación fallida, a un pasado doloroso, a seres amados que ya están muertos. Jesús vino a darnos una verdadera esperanza, a través de su resurrección, esperando que el Espíritu de Dios al escuchar la palabra te llene de una verdadera esperanza.