Es sábado y Raquelle va a montar una fiesta. Barbie está convencida de que será una fiesta maravillosa, pero a Nikki algo le huele a chamusquina. Al llegar a la mansión de Raquelle, Barbie y Nikki se mueren de vergüenza al comprobar que sus conjuntos informales no pegan para nada en esta velada tan elegante y formal. ¡Qué desastre!