¿Qué es la globalización? ¿Qué beneficio aporta a la sociedad en su conjunto? Para responder lo anterior, es oportuno parafrasear lo descrito en su momento por Sergio Sarmiento en torno a una conferencia universitaria, quien considerando que la globalización es como la ley de la gravedad, con la cual podremos o no estar de acuerdo, también refiere que nada podemos hacer por evitarla, pero si podemos hacer mucho para beneficiarnos de esta. En este contexto y considerando –por ejemplo- las condiciones del entorno económico nacional –México-, en donde son las MIPYME´s las que generan las mayor parte de los puestos de trabajo productivos, es necesario diseñar una política económica que permita crear los empleos requeridos, en la cual el Sistema Financiero juega un papel de suma importancia como articulador de los requerimientos de los diferentes sectores de la economía para lograr una organización del territorio nacional compatible con el crecimiento económico, es decir, fomentar y apoyar la creación de proyectos productivos y/o consolidación de unidades de negocio acorde con la vocación -también entendida como las áreas de fortaleza- de cada región, integrando posteriormente dichos proyectos productivos y/o unidades de negocio a la cadena de valor de las empresas de mayor capitalización, dando lugar a la reactivación económica local, en donde, sin comprometer el total de los escasos recursos –naturales, materiales, económicos y/o financieros- y por ende los esfuerzos al mercado externo, pero sin pelear con este último, pues forma parte intrínseca de nuestro dinamismo económico, conseguir que los proyectos productivos y/o unidades de negocio locales sean además de sustentables, sostenibles mediante la vinculación de los mismos con los diferentes sectores de la economía pasando de la producción a la transformación y de la transformación a la comercialización tanto en el mercado local como en el mercado de exportación independientemente que sea de forma directa o indirecta, lo cual dependerá del nivel de madurez y/o especialización del proyecto productivo y/o unidad de negocio de la que se trate, entre otros aspectos. Para lo cual, es necesario que los diferentes intermediarios financieros y de forma particular las instituciones auxiliares del crédito como las Cooperativas de Ahorro y Crédito Popular, Sociedades Financieras Populares o SOFOM –entre otras-, entiendan la importancia de la inclusión financiera y favorezcan el microcrédito, conscientes de que inclusión financiera no consiste únicamente en endeudar al público objetivo, sino en proporcionarle –entre otras cosas- acceso a los diferentes medios de pago y tan importante como lo anterior, que microcrédito no es lo mismo que crédito al consumo, pues este último apuesta al ingreso recurrente de los consumidores y/o a los activos de estos para tomarlos como garantía, mientras que el microcrédito concentra su atención en el potencial de crecimiento de los proyectos productivos y/o unidades de negocio objeto del financiamiento, es decir, el microcrédito se compromete con la actividad productiva mediante el financiamiento de proyectos productivos y/o unidades de negocio que perteneciendo a la base de la pirámide tengan potencial de crecimiento al tiempo que generan puestos de trabajo productivos, auxiliándose a su vez de los denominados Fondos Microfinanciera descritos en la 2da Edición de “El Manejo de Capitales en el Siglo XXI” cuyo Autor es José Luis Lecona Roldán, MBA y Money Manager de FX Global Management, LLC.

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