Dentro de los dilemas económicos susceptibles de presentarse en toda economía destaca la racionalidad económica, la cual suele estar acompañada de una toma de decisiones en donde a toda elección corresponde una renuncia, misma que es conocida como costo de oportunidad. En este contexto y considerando que la globalización es una realidad de la cual América Latina no es ajena, es oportuno destacar que nuestra región tendrá una participación activa dentro del entorno económico-comercial liderado por un bloque del Pacífico conformado por los países miembros del TPP, los cuales forman parte de un bloque comercial que abarcará el 40 por ciento de la economía mundial, contrastando con un bloque del Atlántico liderado por Brasil, Argentina y Venezuela, cuyo bloque conocido como Mercosur abarca el 5 por ciento de la economía mundial. Con base en lo anterior, es importante entender que las ventajas comparativas características de un determinado país o bloque comercial propician un mayor dinamismo en la economía susceptible de traducirse en un beneficio en favor de la sociedad en su conjunto, poniendo de manifiesto la importancia que tiene mantener un sano equilibrio entre IP y Estado, de modo que exista tanta IP como sea posible pues es esta la que genera los puestos de trabajo productivos, al tiempo que existe tanto Estado como sea necesario para que este regule y supervise el oportuno cumplimiento del Estado de Derecho, sin que lo anterior signifique llevar la intervención al extremo, pues como la propia historia ha demostrado, los países no son prósperos exclusivamente por sus gobiernos sino por sus empresas y estas a su vez gracias a su personal que es el activo más valioso con el cuentan.

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