En el verano de 2014, durante 44 días estuve viajando en bici por el Danubio y los Balcanes. Empecé el viaje en Alemania. Seguí recorriendo Austria, Hungría, Eslovaquia y Serbia. En Belgrado, capital serbia abandoné el Danubio y me dirigí hacia Bosnia y Herzegovina. Este país balcánico tiene mucho encanto. Sus diferentes religiones están muy presentes y sus montañas son inevitables. Para salvarlas se construyó infinidad de túneles. Esta ingeniería humana está pensada únicamente para los vehículos a motor. En mi caso, sobre una bici, en cada uno de ellos sentía auténtico pánico. Los ruidos se amplificaban y los arcenes disminuían. La visibilidad también empeoraba. Después de un día y medio atravesando 30 túneles me decidí por intentar hacer campo a través por una ruta de MTB. En Bosnia y Herzegovina no es posible improvisar un camino. Aún hoy muchas minas antipersonas están activas. ¿Por qué? porqué resulta muy caro su eliminación. A causa de esto y de que no es un país rico no hay muchas carreteras. Se podría decir que hay una única carretera para todo. El día del vídeo hacía mucho calor, ya llevaba más de 3 horas por caminos impracticables, intentando superar los repechos. Mi bicicleta pesaba 45kg y el dibujo de las ruedas bastante plano, pensado para rodar más rápido por asfalto. Por muy duro que fuese me era más cómodo ir encima de la bicicleta que empujándola, pero en ocasiones me era imposible y no me quedaba otro remedio que empujar. Con el paso de los minutos logré subir algunas rampas muy difíciles por lo que en una de ellas intenté grabarlo para el recuerdo. Como suele pasar la ley de Murphy hizo acto de presencia. El vídeo no es nada espectacular. Hice dos tomas. Tampoco era plan hacer más. No sabía que me iba a encontrar después. De hecho me quedé sin agua y tuve que pedir a unos obreros que estaban remodelando una casa en mitad de la nada. Así es Viajar en bici por Bosnia y Herzegovina: esquivando las carreteras, los túneles y las minas.